Reafirmo mis defectos
con afecto
de encontrar, en efecto
no solo cariño entre mis adeptos,
sino también catarsis
que apacigüe mis pensamientos.

Me ha durado la pandemia
lo que cambiarme de pijama
tres veces.
Jamás me haré rapero
porque no sé hablar de mis virtudes.
A veces soy tan egoista
que pienso
que el mundo no está hecho para mí
cuando en realidad
soy yo
quien no está hecho
para el mundo.

Mi cabeza
está infestada de proyectos
que jamás llegaré a hacer,
me considero la suma
de todo cuanto
he dejado de intentar
Cuando estoy nervioso como,
cuando estoy triste bebo
y cuando tengo que limpiar mi armario
nunca saco la botella de Whisky.

Si me gusta alguien pienso
«bueno, ya se me pasará,
y decido no intentarlo.
Apenas escribo
sobre amor
porque me da miedo sentirlo.

Vivo en una constante
brecha generacional
que me recuerda que cualquier momento vivido
ya pasó.
Me despierto
con el tufillo putrefacto
de esa parte de mí
que se murió hace tiempo.

Todos los días
me arrepiento
de aquello que abandoné voluntariamente.
Si me pediste
un poema para ayer
lo tendrás
para pasado mañana.

Tardé dieciseis años
en aprender a montar en bici,
veinticuatro,
en darme cuenta
que se pronunciaba Chopin
y no Chopin,
y a estas alturas
estoy en proceso
de asimilar
que aún no he aprendido nada.

Ni siquiera sé nadar
y no tiene pinta
que vaya a salir de aquí
sabiendo.
Espero que me responda
quien no me conoce
mientras ignoro mensajes
de quien me quiere.
Envidio a la gente mala
porque duermen mejor que yo
y también a la gente buena
por la misma razón.

Cada día intento
repetir sin éxito
el patrón
que conforma
lo que alguna vez llamé
«un día productivo»,
me aburro más rápido
de lo que me entristezco
y me entristezco más
rápido de lo que puedo soportar.
Aún no sé si dejaré de fumar,
soy tan imbécil
que por mí no deciden las circunstancias,
sino las taquicardias.

A veces soy monotemático
y me paso de panfletario
cuando intento ser político,
me contradigo tantas veces
que nunca me ha pasado,
y reconozco que soy más papista
que el papa
cuando, oye, no vivo tan mal.

Tengo muchísimos defectos
pero al menos
no le aplaudo a la policía.