¿Y quienes eran?

Quienes estuvieron
a la ladera de un verso
escribiéndole al estómago vacío,
a la ansiedad de ser libre,
puño en alto
recibiendo a la muerte a balazos.
Silenciadas, exiliadas,
grabando en otro idioma
cantándole a la misma libertad.

Rezando a Viridiana
nos enseñaron el arte de lo grotesco,
del horror,
burlando censuras
incluso
hicieron reír al mismísimo silencio,
nos pintaron los horrores de un alzamiento fascista,
hoy disfrazado
de malos contra malos,
pero pasaron los años
y las balas
se murieron en la cama
engendrando la obstinación
de una llamada Transición
mutada a transacción,
mientras, pelucas, destape,
libertad pintada de mayúsculas,
“y el que no esté colocado que se coloque y al loro”,
y vaya si se colocaron,
era más bonito obnubilarse
y no ver
que allí en el norte
la sangre seguía corriendo en las comisarías.
Así, nos encontramos con traidores
entre nuestras filas,
y por Manitú
que jamás fumaríamos la pipa de la paz con ellos.

Siguió entrando la desgracia a la casa del pobre,
reconversiones,
privatizaciones,
y el que ayer se inyectaba
hoy apuesta lo que ni siquiera tiene.

Mientras, en el presente,
hoy anuncian bancos quienes se denominaban “transgresores”
y al 6% TAE te venden
que madurar es dejar de luchar
“porque yo también era muy rebelde a tu edad”.
Nada ha cambiado
si sigue corriendo
la sangre de un padre
que pide pan para sus hijos.

Y aunque encarcelados
por ponerle nombre a lo innombrable,
ahí está la artista,
la creadora,
que con un lenguaje que la excluye
sigue escribiendo su rabia
frente a un mundo que conquistar entre todas

Por mucho que nos silencien,
brotarán más, para seguir
llamándole al banquero ladrón
quitándole el “presunto” al agresor
y por supuesto,
seguir diciéndole “putero” al Borbón.

Porque Mamá,
nosotras no somos malas
Aquí lo malos son ellos.